Escribir en la Mula es un sueño hecho realidad. Pero el día que fui a coordinar los últimos detalles... noté que era más bien un dejavú. Ya lo había hecho. ¿Cómo es posible que no lo recordara? Me fijé por instinto en la fecha: Fue hace casi seis años. Claro, recordé, comprendí. En ése tiempo, se estaba destruyendo mi segundo hogar, el primero donde yo era La Madre.

Me pareció normal entonces. Yo borro. Borro. No necesito alcohol o estimulante alguno (aunque eso ayuda), sencillamente, sucede. No me gusta, pero sucede. Cuando paso una etapa demasiado dura, olvido. Todo: hechos, personas conocidas, eventos... Lo que me distancia del tesoro de la memoria, pero me permite la paz, y hasta el privilegio de la alegría. 

Los peruanos olvidamos. Sí. Y si no, ¿cómo reír, como seguir viviendo, bailando, gozando, cómo podemos perdonar, si no nos entregamos un poco al olvido? A veces, olvidar un poco, parece no ser tan malo. Favorece al turismo.

Pero hay cosas que curiosamente olvidamos y no debiéramos olvidar, como que somos gente, no bultos inertes de los que se pueda abusar. Como el hecho de tener derechos y el derecho y obligación de hacerlos respetar. Olvidamos que las mujeres no somos cosas, que venimos de ellas, y nosotras olvidamos que somos el eje absoluto de cada hogar. Si nosotras estamos mal, probablemente todos en casa lo estarán. No deberíamos olvidar que la plata no se come. Que la vida no es una carrera (¿A dónde corren como locos?) Olvidamos que el terrorismo nació del descaro de la clase dominante, y eso no ha cambiado en nada.  

Hay cosas que es saludable olvidar. Y otras, no deberíamos olvidarlas nunca.

... Quería colgar un videoperformance... pero todavía no sé hacerlo. Esta semana lo cuelgo. Abrazos.

K.